La aprobación del Plan de Regulación y Manejo (PRM) del Campus de la Universidad Nacional de Colombia, en Bogotá, por parte del Departamento Administrativo de Planeación Distrital (DAPD) se da el 23 de mayo de 2005, mediante la Resolución # 279.

Por este PRM la Universidad se compromete con la ciudad no sólo a ordenar su territorio interno -con un despliegue gigantesco de espacio público de gran calidad ambiental y paisajística- y a dotarse de la normativa que le permita mantener un verdadero control sobre las intervenciones que su desarrollo funcional vaya requiriendo en los próximos años -para evitar los impactos negativos sobre los sectores aledaños- sino también a volcarse definitivamente sobre la Urbe para permitir el acercamiento físico de la población.

Ofrece una franja de su territorio a lo largo de todo su perímetro, para que en colaboración con los distintos entes de la Ciudad se construya una “Alameda Universitaria” que ciña al Campus, como un elemento urbano contribuyente a la cualificación y dignificación de la vida bogotana.

Esa alameda se ampliará en las distintas entradas que tiene ya el Campus -y en las que abrirá en el futuro- para conformar sendas plazas o plazoletas que, a la vez que con diseño, amoblamiento y paisajismo modernos acogerán al peatón, permitirán que salga hacia la calle la arquitectura que le han aportado a la Universidad los mejores exponentes de esa disciplina del siglo XX del país.

Sobre la Avenida Treinta, la “entrada de la 45” ya ha empezado a servir como un inmenso hall urbano. Sobre la Avenida El Dorado, la Alameda empezará con la remodelación de la “Entrada de la 26” y rematará en la esquina sur-occidental del campus con una inmensa plaza que le dará escala a la Hemeroteca Nacional y a varias edificaciones que sobre la misma albergarán nuevas instalaciones de laboratorios e institutos de investigación.

Las dos avenidas serán unidas por el interior del ámbito universitario a través de un eje peatonal que se inicia, desde “La 30”, en la Facultad de Ciencias Económicas y, atravesando todo el Campus, va salir a “La 26” tanto por el Edificio de Postgrados de Ciencias Humanas como por “El ICA”, con lo cual la trama interna del espacio público de la Universidad, con sus ciclorutas y senderos peatonales, quedará ligado a la trama de la Ciudad.

La organización interna del control del territorio permite que se proyecte un trabajo que puede tener enorme significado ambiental y de preservación del patrimonio edificado de la Nación, constituyendo una señal de la Universidad a la sociedad sobre lo que significa contemporáneamente el desarrollo sostenible.

Con esta determinación sobre su espacio, la Universidad se une a la vanguardia de la construcción de ciudadanía en Colombia y, de esa manera, entrando al siglo XXI, restituye lo que fue un presupuesto político-programático de su unificación bajo el mandato de la Revolución en Marcha, en la mitad de la década del treinta del siglo pasado.

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